El rayo láser utilizado en la depilación láser se adentra en la piel hasta unos 5 o 6mm de profundidad sin producir daños. A esta profundidad es donde se concentra con toda su energía térmica en las células pigmentadas del bulbo y de la papila dérmica. Aumenta la temperatura hasta que se produce una verdadera explosión.
Como los pelos no crecen todos juntos no es posible que en una sola sesión se eliminen completamente.
De hecho, el rayo láser sólo destruye los bulbos pilíferos en la fase de crecimiento del pelo, fase anágena, que son los pelos que están en una fase particular del ciclo biológico. Mientras que sobre los pelos en fase de descanso, la depilación láser no tiene gran efecto.
De manera de alcanzar la depilación total de una zona, es necesario hacer varias sesiones, una media de 4 a 6. En cada sesión se destruye alrededor del 20% al 30% de los pelos en fase de crecimiento.
La depilación láser definitiva se obtiene entonces progresivamente y se debe esperar entre 4 y 6 semanas entre cada sesión. Las últimas serán más fáciles y cortas que las primeras, habrá menos pelo para tratar y las características de los mismos cambian, transformándose en más claros y finos.
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